Hecho a mano

Cuando se estudian procesos industriales una gran parte del tiempo se dedica a enseñar las técnicas de producción. Como es moldeo, el mecanizado, el corte, tipos de acabados superficiales, control de tolerancias, etc. La otra gran parte del tiempo se dedica a la automatización. Fabricando por nuestra cuenta puede que todavía no estamos a ese nivel, pero en las grandes líneas de producción automatizar es esencial. Tanto es así, que el éxito comercial de muchas de las empresas hoy en día depende casi más de la producción y distribución que del diseño de sus productos. Sigue leyendo

La cultura startup y la impresión en 3D

En la web hace unos años no había casi de nada: no había sistemas de gestión de contenido, no había frameworks de desarrollo, no había herramientas para gestionar pagos, no había gente de UX y los programadores no lo consideraban algo «serio», no había GitHub y no había máquinas virtuales en la nube, no había inversores y no había clientes dispuestos a pagar. Nadie daba un duro por el software as a service. Se comentaba que el software as a service era de juguete y no se podía hacer trabajo de verdad, que para eso ya estaba el software de escritorio.

Baracktocat

En 2012 el escenario es muy distinto, nos salen startups por las orejas. Empresas como Simple intentan cambiar la forma en que gestionamos nuestro dinero, Kickstarter los modelos de financiación de proyectos y Twitter la forma en que nos comunicamos, por citar algunos. Todos juguetes.

La cultura hacker ha hecho todo esto posible. Gente que apuesta por una forma distinta de hacer las cosas, que se remangan y hacen una librería si hace falta. Pero quizás el mayor mérito de esta gente ha sido crear una industria de la nada. Un paraíso de creatividad donde siempre hace falta mano de obra cualificada.

¿Qué tiene que ver todo esto con la fabricación? Todo. Prototipar productos era difícil y caro para un diseñador industrial, al igual que para un diseñador de interacción era complicado probar ideas con el software de escritorio.

Prototipar es esencial para un diseñador industrial. Por mucho que creas que las dimensiones y los acabados están bien, no puedes estar seguro hasta que tocas el producto. En el software prototipo y producto final son casi siempre la misma cosa, pero con los productos físicos se suelen necesitar varios modelos. Cada uno de estos modelos te podían salir por un ojo de la cara y nadie te aseguraba que iban a ser lo que tu esperabas.

Las impresoras 3D asequibles son la pieza que faltaba en el puzzle. Las primeras parecían, al igual que las primeras webapps, juguetes. La mayor parte solo imprimían en papel con pegamento, pero ya se empiezan a ver polímeros de gama alta y metales. Otros procesos de fabricación como el corte por láser o por chorro abrasivo, el rotomoldeo o la estampación van detrás.

Si como creo yo, ambos fenónomenos tienen algo en común, no puedo esperar a ver las empresas que surgen de todo esto. Crucemos los dedos.